El nombre del viento – Patrick James Rothfuss

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"He robado princesas a reyes agónicos. Incendié la ciudad de Trebon. He pasado la noche con Felurian y he despertado vivo y cuerdo. Me expulsaron de la Universidad a una edad a la que a la mayoría todavía no los dejan entrar. He recorrido de noche caminos de los que otros no se atreven a hablar ni siquiera de día. He hablado con dioses, he amado a mujeres y he escrito canciones que hacen llorar a los bardos."
"Me llamo Kvothe. Quizá hayas oído hablar de mí."
Así comienza la historia de un personaje que difícilmente olvides, lector. Kvothe es leal, sincero, noble, también un héroe, un valiente, un poco romántico y un loco y un poeta, porque no olvidemos que para ser romántico y poeta hay que ser un poco loco también. 
Esta es la historia de un niño que se convierte en hombre pero nunca deja de ser niño, de un artista que se hace guerrero pero no abandona la magia de la música y el poder de las palabras y sobre todo es la historia de un buscador. Kvothe busca el nombre de las cosas y acaba por encontrar en esta primera parte de la historia nada menos que el nombre del viento.




Las emociones, por definición, no son razonables. Es una frase que leemos como propia del protagonista y sin embargo, la historia toda está repleta de emociones que sin duda son lo que hace de El nombre del viento una de las historias más razonables, reflexivas e inteligentes de las últimas que he leído en los últimos tiempos.
La historia y el significado, simple pero profundamente intenso de la historia, solo es posible gracias al encanto y la magia de un hombre que sin duda debe reunir un poco de cada uno de esos atributos mencionados: Patrick James Rothfuss.
Patrick James Rothfuss nació en 1973 y es profesor adjunto de literatura y filología inglesa en la Universidad de Wisconsin. En la universidad originalmente planeaba estudiar ingeniería química, pero cambió de opinión para estudiar psicología clínica, y finalmente se matriculó como "no declarado" después de tres años dedicándose a estudiar cualquier asignatura que atraía su interés.
El nombre del viento es la primera de la trilogía denominada “Crónica del asesino de reyes” que fue rechazada por varias editoriales antes de que el primer libro de la serie El nombre del viento fuese publicado en el año 2007. Cuando vio la luz, la novela obtuvo muy buenas críticas y se convirtió en un éxito de ventas.  Ese mismo año, 2007, ganó el Premio Quill a la mejor novela de fantasía/ciencia ficción, y apareció en la lista de best sellers del New York Times.
Kvothe es en el presente del relato, un posadero que bajo una identidad falsa  (el nombre que utiliza es Kote, parecido al verdadero) esconde su pasado. Nadie sabe en realidad que ese hombre apacible, afable y tranquilo  es un personaje legendario, el héroe y el villano de miles de historias que corren entre la gente transformando al verdadero Kvothe en una leyenda. 
Todos le dan por muerto, hasta que una noche un viajero, llamado el Cronista, lo reconoce y le suplica que le revele su historia, la verdadera, a lo que finalmente Kvothe accede. La trama se desovilla a partir de la narración (en primera persona) de su propia historia, la de Kvothe, desde su más tierna infancia como integrante de una caravana de artistas trashumantes hasta su adultez. 
Como si nos sentásemos alrededor del fogón o frente a una chimenea con una buen vaso de vino o un chocolate caliente, asistimos a la narración de los hechos desde la mágica narrativa de Rothfuss que ha logrado desde la sencillez colmarnos de imágenes abrazadoras y de páginas con una belleza poética que pocas veces se encuentran en novelas de este género. 
Contar su historia, le llevará a Kvothe tres días, este primer tomo es el primero de esos días. Kvothe es el hijo del director de una compañía itinerante de artistas -actores, músicos, magos, juglares y acróbatas- cuya llegada a los pueblos y ciudades siempre es un motivo de alegría. Arrullado por la magia de los artistas y dotado de una sensibilidad e inteligencia innatas y potenciadas por sus dos padres, Kvothe, se revela desde pequeño como un niño prodigio. Alegre y servicial, cultivarse se convierte para él en una forma de vida, su capacidad innata para aprender  lo lleva a capacitarse en cuanta arte se le cruza por el camino.  Para él, la magia no existe, los trucos son una especie de desafío a su capacidad. Quiere la vida poner en su camino a quien será su primer maestro Abenthy y Kvothe sucumbe al encantamiento de conocer la magia primero y de controlarla más tarde.  
El viejo Abenthy que ha dominado los arcanos del saber, conoce el nombre del viento. Desde que conoce a su maestro, Kvothe solo anhela aprender la gran magia de conocer el nombre auténtico de las cosas. Una tarde en que su padre ha estado ensayando el tema de una nueva canción sobre unos demonios legendarios, los Chandrian, de golpe la vida de Kvothe da un giro inesperado, porque esa tarde cuando regresa de un paseo por el bosque cercano, se halla en medio de una masacre. Los carromatos han sido incendiados y todos, incluso sus padres, han sido asesinados. Unos desconocidos sentados alrededor de la hoguera, se atribuyen la matanza y  luego desaparecen. Durante meses Kvothe vaga atemorizado por el bosque con el laúd de su padre por única compañía y cuando llega el invierno se dirige a la gran ciudad y consigue entrar en la Universidad. De allí en más el niño se transforma en adolescente y luego en joven. Esta primera parte culmina cuando Kvothe ya es un mozo de casi veinte años de edad.
En realidad la verdadera leyenda comienza a gestarse y el niño prodigio pronto demostrará ser un hombre que combina la lealtad, el honor, la ingenuidad y la templanza como pilares que sustentaran sus primeros años en soledad y serán los cimientos de una vida inimaginable y legendaria.
La técnica de Rothfuss no tiene grandes secretos. Una prosa sencilla, aunque nunca despojada de poesía nos demuestra que para conseguir la empatía del lector sin empalagar, basta con acariciar imágenes interesantes y apelar a sensaciones que cualquiera pude descubrir dentro de la historia y re-descubrir en el mundo de cada día.
No soy gran amante de los libros de literatura fantástica pero este realmente ha logrado conmoverme. Puedo decir que durante las primeras 100 páginas, que es lo que demora el autor en meternos de lleno en la aventura, me re-encontré con esa niña que agazapada al resguardo de las inclemencias de la vida solo había esperado el momento de tomar la mano de Kvothe y volver a vivir una historia como si fuera real. De allí en más cedí a Kvothe las riendas de la lectura y yo no pude menos que acompañarlo mientras devoraba las casi seiscientas páginas restantes.
Hay en este blog otros libros de literatura fantástica reseñados, y si bien El señor de los Anillos suele ser,  para los amantes o no de este tipo de literatura, un paradigma del género El nombre del viento no le va en saga. 
El  parentesco con Tolkien es ineludible pero a pesar de esa fuertísima influencia, Patrick Rothfuss ha sabido gestar su propia personalidad e imponerla ante cientos de lectores que ya se han convertido en su verdadera troupe de fans.
J.R.R. Tolkien dijo una vez: «Historias semejantes no nacen de la observación de las hojas de los árboles, ni de la Botánica o la ciencia del suelo. Crecen como semillas en la oscuridad, alimentándose del humus de la mente, todo lo que se ha visto o pensado o leído y que fue olvidado hace tiempo». ¿Cuál fue el humus de Patrick Rothfuss para que la historia de Kvothe creciera? El mismo autor lo contesta:
Mi humus fue el interés por la literatura medieval, la antropología, la psicología, la magia hermética del Renacimiento, las religiones antiguas, los filósofos griegos, la economía, la epistemología y la ingeniería química, y también el amor profundo y sin condiciones que siento por la narrativa fantástica desde que era niño.
 
La magia narrativa de Rothfuss ha logrado desde la sencillez colmarnos de imágenes abrazadoras y de páginas con una belleza poética que pocas veces se encuentran en novelas de este género. 

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