La biblioteca de los sueños rotos – Peter Manseau.

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LabibliotecadelossueñosrotosA los que estamos acostumbrados a leer y leer sin parar suele asaltarnos un sentimiento especial al finalizar algunos libros, la sensación es una mezcla de tristeza por haber llegado a la última página, y de desazón por haber perdido la posibilidad de leerlos por primera vez.
 
Ese sentimiento estalló en mis manos ante la inevitabilidad de dar vuelta la última página de La biblioteca de los sueños rotos. Una novela especial por el aroma que se respira, durante y después de su lectura. El libro comienza con un chico de Boston, cristiano, que trabaja para una organización cultural donde recoge libros en yiddish para que no se pierdan estas historias. Un día se topa con unos volúmenes escritos por Itsik Malpesh, un judío que emigró de Kishinev y acabó en la Tierra de Oro (Estados Unidos) y que se consideraba a sí mismo "el último poeta de yiddish de América" y aquí empieza su relación. El protagonista indiscutible de la historia es Itsik Malpesh, ese niño judío que a los ocho años escapa de Moldavia y llega a Odessa en busca de una niña cuatro años mayor que él que lo salva de la muerte el día de su nacimiento: Sasha y de la cual (o más bien del recuerdo de ella) se enamora perdidamente por el resto de su vida. Malpesh se autodenomina el último poeta de yddish y ya nonagenario e instalado en Nueva York está comprometido en salvar los libros de la Biblioteca de los sueños rotos “La Biblioteca de los sueños rotos” era el nombre que otro judío, instalado en Nueva York y devenido hombre de negocios, daba a su colección de libros obtenidos de todos los judíos que llegaban a trabajar en su empresa, a quienes él les mantenía en custodia los libros hasta que estos se instalaran y tuvieran una casa donde tenerlos, como eso no sucedía nunca, este hombre se queda con todos los libros que forman su Biblioteca.Peter Manseau 
La delicada prosa de Manseau nos hamaca en un mundo donde la pasión por los libros y la palabra permite a Itsik sobrevivir a las más adversas situaciones, siempre hay alguien que le acerca un libro, siempre una palabra escrita lo rescata de la ignominia y el desasosiego de la vida errante de un judío en los albores del siglo XX en Europa y en todo el mundo. La historia es una historia de amor encerrada dentro de otra historia la de sobrevivir y barnizada por la esperanza y el destino final, la una avala la lucha el otro está siempre al alcance de la mano, hacia la meta Itsik camina sin prisa pero sin pausa apoyado en el bastón de la esperanza. El narrador es el propio bibliotecario y traductor de Malpesh que nos cuenta en primera persona el sorprendente giro que dio su vida a partir de su conexión con el idioma yddish y el hebreo. Es a través del idioma y las palabras que su vida se entrelaza con la del último poeta de una manera mágica. Desde la primera persona también nos llega la historia de Malpesh contada por él mismo en su diario y traducida por el bibliotecario que no tiene nombre en la novela y que podríamos pensar como el alter ego del propio autor. Peter Manseau trabajó componiendo entre otros la edición bilingüe inglés-yddish de Winnie the Pooh. Así es como las palabras se transforman en el halo luminoso que alumbra cada página y nos sobresalta con una vuelta de tuerca, cuando, el alma en un puño, para Malpesh todo parece haber llegado a su fin. Dice Malpesh: Fue en la imprenta de la trastienda de Minkovsky donde comencé a entender las lecciones de los cabalistas sobre el significado de las letras, los ladrillos con los que está hecha la creación. Cada letra contaba una historia. Solo había que tomarse el tiempo preciso de leerla. Crimen y castigo de Dostoievski es el primer libro que llega a sus manos de forma fragmentada y de alguna forma cambiará su vida para siempre. Luego Dickens aparece también como el faro que alumbra un momento crucial a su llegada a Nueva York. Las historias siempre como forma de rearmar una realidad que nos supera, que nos abraza hasta agotarnos. ...nuestras palabras (…) nuestras letras son fronteras que no se pueden traspasar. Porque las palabras no tienen fronteras, no las conocen, no las crean, por el contrario, las palabras arman mundos que se tocan irremediablemente más allá del lenguaje, más allá de las fronteras impuestas por el hombre. Y el amor siempre presente, el amor es a lo largo de toda la historia la otra brújula que junto a las palabras, guió la vida de ambos protagonistas.

 

Al final de esta exquisita novela paladeamos un sabor dulzón y las ganas de atrapar a Malpesh entre los brazos y mecernos al compás de su melodioso yddish hasta perder la noción de tiempo y la idea de fronteras, acunados tan solo por las historias, por las palabras que enlazadas unas a otras nos permiten sobrevivir.

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